La matemática detrás de la música: comprendiendo las notas y las proporciones

La música es un arte que ha existido desde hace miles de años y siempre ha estado estrechamente relacionado con las matemáticas. Las proporciones y los patrones matemáticos se encuentran en la estructura misma de la música, desde las notas y acordes hasta los ritmos y patrones de compás. En este post, exploraremos algunas de las conexiones entre la música y las matemáticas.

Las notas y sus proporciones

Las notas musicales están organizadas en una escala cromática de doce tonos diferentes, que se repiten en octavas. Esta escala está basada en relaciones matemáticas entre las frecuencias de las notas. Por ejemplo, la frecuencia de una nota “A” se define como 440 Hz, y la frecuencia de la nota “A” en la octava superior es el doble de esa frecuencia, es decir, 880 Hz.

Además, las notas están organizadas en intervalos específicos, como el intervalo de quinta, que se produce cuando dos notas tienen una relación de frecuencia de 3:2. El intervalo de tercera menor, por otro lado, se produce cuando dos notas tienen una relación de frecuencia de 6:5. Estas relaciones matemáticas entre las frecuencias de las notas son la base de la armonía y la teoría musical.

Las proporciones también se utilizan en la construcción de instrumentos musicales, especialmente en la fabricación de cuerdas. La longitud de las cuerdas se ajusta para producir las notas adecuadas, y la relación entre la longitud de una cuerda y la longitud de la siguiente cuerda más corta es una proporción matemática precisa.

Los patrones de compás

Los patrones de compás son otra área donde se puede encontrar la matemática en la música. Los patrones de compás son una serie de pulsos rítmicos que se organizan en grupos, como en un compás de 4/4, donde hay cuatro pulsos por compás. La duración de los pulsos puede variar, pero la estructura básica del compás sigue siendo la misma.

Además, los patrones de compás se pueden combinar para crear ritmos más complejos. Por ejemplo, un patrón de compás de 4/4 puede combinarse con un patrón de compás de 3/4 para crear un ritmo de 7/4. Estos ritmos se utilizan a menudo en la música de jazz y en otros géneros que se centran en la improvisación y la experimentación.

(1)   \begin{equation*} D = \frac{N}{L} \cdot B \end{equation*}

donde “N” es el número de pulsos por compás, “L” es la duración de cada pulso en fracciones de nota (por ejemplo, si el pulso es una corchea, “L” es 1/2), y “B” es la duración de un compás en fracciones de nota. Por ejemplo, en un compás de 4/4, “N” es 4, “L” es 1/4 (ya que cada pulso es una negra), y “B” es 4/4 (ya que hay cuatro negras en un compás de 4/4). Por lo tanto, la duración total del compás es:

(2)   \begin{equation*} D = \frac{4}{1/4} \cdot \frac{4}{4} = 16 \end{equation*}

Esto significa que la duración total de un compás de 4/4 es de 16 tiempos.

Escala pitagorica y la música

La escala pitagórica es una escala musical que se basa en las relaciones de frecuencia de los intervalos de quinta justa. Esta escala se desarrolló en la Grecia antigua, y es una de las escalas más antiguas que se utilizan en la música occidental.

La escala pitagórica y las relaciones de frecuencia

La escala pitagórica se basa en las relaciones de frecuencia de los intervalos de quinta justa. Un intervalo de quinta justa se produce cuando dos notas tienen una relación de frecuencia de 3:2. Por ejemplo, si la frecuencia de una nota “A” es de 440 Hz, entonces la frecuencia de una nota “E” en quinta justa con “A” sería de:

(3)   \begin{equation*} 440 \cdot \frac{3}{2} = 660 \ \text{Hz} \end{equation*}

La escala pitagórica se construye a partir de estas relaciones de frecuencia de los intervalos de quinta justa. Comenzando con una nota base, se construyen los intervalos de quinta justa en una serie ascendente para producir las notas de la escala.

Por ejemplo, si comenzamos con una nota “C” y construimos un intervalo de quinta justa, obtenemos la nota “G”. Si construimos otro intervalo de quinta justa a partir de “G”, obtenemos la nota “D”. Continuando de esta manera, podemos construir una escala de doce notas que se repite en octavas.

La escala pitagórica y las imperfecciones armónicas

A pesar de que la escala pitagórica se basa en las relaciones de frecuencia de los intervalos de quinta justa, hay algunas imperfecciones armónicas que se producen en la escala. Estas imperfecciones se deben a la forma en que las relaciones de frecuencia se combinan para producir otros intervalos.

Por ejemplo, si construimos un intervalo de cuarta justa a partir de “C” en lugar de un intervalo de quinta justa, obtenemos la nota “F”. La relación de frecuencia de un intervalo de cuarta justa es de 4:3. Si multiplicamos esta relación de frecuencia por la relación de frecuencia de una quinta justa (3:2), obtenemos una relación de frecuencia de 4:5. Esta relación de frecuencia no se ajusta a ninguna de las notas de la escala pitagórica, lo que resulta en una imperfección armónica.

Otra imperfección se produce cuando se intenta construir un intervalo de tercera mayor a partir de dos intervalos de quinta justa. La relación de frecuencia de un intervalo de tercera mayor es de 5:4. Si multiplicamos la relación de frecuencia de una quinta justa por sí misma (3:2) y luego por la relación de frecuencia de una tercera mayor (5:4), obtenemos una relación de frecuencia de 27:20. Esta relación de frecuencia no se ajusta a ninguna de las notas de la escala pitagórica, lo que resulta en otra imperfección armónica.

La escala igualmente presenta problemas con los acordes y la armonía. En la música occidental, se utilizan acordes de tres notas (tríadas) como la base de la armonía. Estos acordes se construyen a partir de la escala mediante la selección de una nota base y la adición de la tercera y la quinta notas de la escala.

Sin embargo, debido a las imperfecciones armónicas en la escala pitagórica, los acordes construidos a partir de la escala no son totalmente armónicos. Por ejemplo, si construimos un acorde de do mayor utilizando la escala pitagórica, obtenemos las notas “C”, “E” y “G”. La relación de frecuencia entre “C” y “E” es de 5:4, y la relación de frecuencia entre “C” y “G” es de 3:2. Sin embargo, la relación de frecuencia entre “E” y “G” es de 15:8, lo que resulta en una disonancia.

La solución a estos problemas armónicos fue la creación de la escala temperada, que se basa en la división de la octava en doce intervalos iguales. La escala temperada resuelve los problemas armónicos de la escala pitagórica, permitiendo la creación de acordes totalmente armónicos y permitiendo la exploración de una amplia gama de tonalidades y modulaciones.

La escala pitagórica es una escala musical que se basa en las relaciones de frecuencia de los intervalos de quinta justa. A pesar de que esta escala se utilizó ampliamente en la música occidental, presenta algunas imperfecciones armónicas que resultan en problemas con los acordes y la armonía. La escala temperada, que se basa en la división de la octava en doce intervalos iguales, resuelve estos problemas y ha permitido la creación de la música occidental tal como la conocemos hoy en día.


Conclusión

La música y las matemáticas están estrechamente relacionadas. Desde las notas y las proporciones hasta los patrones de compás y los ritmos complejos, la matemática se encuentra en todas partes en la música. La comprensión de la matemática detrás de la música puede ayudarnos a apreciar mejor y disfrutar de la música que escuchamos todos los días. La música es un ejemplo fascinante de cómo las matemáticas pueden ser aplicadas a un arte, creando belleza y armonía.

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